El viaje de un grupo de la Universidad de Yale al corazón de la selva amazónica tuvo un resultado inesperado y con potencial revolucionario: el hallazgo del Pestalotiopsis microspora, un hongo capaz de degradar plástico.
La expedición donde encontraron el hongo pestalotiopsis microspora
Los alumnos del Departamento de Biología Molecular y Bioquímica participaron en un curso de trabajo de campo en la selva amazónica donde recolectaron organismos endófitos: hongos o bacterias que pasan al menos una parte de su vida en los tejidos de plantas sin causar enfermedad o muerte.

Pria Anand, una de las estudiantes, decidió investigar si los endófitos que recolectó presentaban actividad biológica al estar en contacto con plástico. Al graduarse, otros compañeros continuaron con la búsqueda. Jeffrey Huang investigó su capacidad para romper enlaces químicos. Luego, Jonathan Russell identificó las enzimas más eficientes para la descomposición de poliuretano.
El hongo que "come" plástico: ¿Qué objetos podría degradar?
Russell recordó que, durante uno de los experimentos, algo lo dejó sin palabras: una parte de la caja de petri donde puso el hongo, había empezado a desaparecer. No se trataba de un error, sino del propio Pestalotiopsis microspora, que estaba "comiéndose" el plástico.
A diferencia de otros organismos, este hongo puede sobrevivir sin luz, sin oxígeno y alimentarse solo de poliuretano, un material presente en colchones, cables, ropa y piezas electrónicas.
El descubrimiento encendió una chispa de esperanza entre científicos y ambientalistas. Si un pequeño organismo puede deshacer lo que los humanos crearon para durar mucho tiempo, quizá también pueda ayudarnos a reparar parte del daño.
Desde aquel hallazgo, varios equipos en el mundo estudian cómo aprovechar las capacidades del hongo para limpiar desechos plásticos. Aunque aún falta camino por recorrer, el Pestalotiopsis microspora podría inspirar nuevas formas de combatir el problema de la contaminación.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada año, se producen alrededor de 400 millones de toneladas de plástico que terminan en océanos, ríos y basureros. Pero este hongo, nacido en las profundidades del Amazonas, nos recuerda que la naturaleza siempre encuentra maneras de equilibrarse.













