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Día de Muertos: 27 de octubre, las mascotas que nos marcaron regresan a nuestras vidas

En la celebración de Día de Muertos, muchas personas preparan un pequeño altar o rincón de recuerdo para honrar a esas mascotas que ya partieron.

Día de Muertos, llegada de mascotas, ofrendas xoloizcuintle
La tradición dice que este 27 de octubre, las mascotas cruzan el umbral.|Renzo Alejandro
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Dicen que el amor no muere… solo cambia de forma. Y quienes han perdido a sus mascotas lo saben mejor que nadie, porque se ama también a quienes dejaron huellas que no se borran, esas marcas invisibles que quedan en la rutina, en los silencios y en los rincones donde antes dormía un amigo peludo. En el Día de Muertos, ellos tienen un lugar.

Ellos se convierten en compañeros de vida, cómplices de días felices y refugio en los momentos difíciles. No son “solo animales”; son miembros de la familia que enseñan con gestos simples lo que significa amar sin condiciones.

Mascotas Día de Muertos
|Renzo Alejandro

Un altar para las mascotas que nos acompañaron

Cada año, el 27 de octubre, muchas personas preparan un pequeño altar o rincón de recuerdo para honrar a esas mascotas que ya partieron. Colocan una foto, su juguete favorito, su placa, su cama o el plato donde comía.

Algunos encienden una vela y se sientan a recordar con la esperanza de que, por un instante, ese perrito, gatito o incluso un ave, un conejo o un pez que fue parte de su hogar, regrese a visitarlos en espíritu.

Dicen que esa noche, las puertas entre el mundo de los vivos y el de los que partieron se abren un poco, y los corazones laten más fuerte ante la idea de volver a sentir su presencia.

Día de Muertos llegan las mascotas
|Renzo Alejandro

Día de muertos y la costumbre de origen prehispánico

Una tradición que también tiene su origen en la época prehispánica.

Aunque a muchos les parezca una costumbre reciente, esta tradición tiene raíces profundas en la historia y la espiritualidad del pueblo mexicano. Desde tiempos prehispánicos, los pueblos originarios creían en una conexión sagrada entre los humanos y los animales.

En particular, el xoloitzcuintle, el perro sin pelo de México, era considerado un guía del alma. Según la mitología mexica, al morir, las personas emprendían un largo viaje hacia el Mictlán, el inframundo.

Para llegar ahí, debían cruzar nueve niveles llenos de pruebas, ríos y montañas. El primero de esos lugares se llamaba Itzcuintlán, que significa “lugar donde habita el perro”. Se decía que solo aquellos que habían tratado bien a los perros en vida podían ser ayudados por ellos en el más allá.

El xoloitzcuintle, con su nobleza y fidelidad, ayudaba a cruzar el río Apanohuacalhuia, cargando el alma sobre su lomo.

Esta creencia muestra que, desde hace siglos, los animales han sido vistos no solo como compañeros, sino como seres espirituales con un papel esencial en el ciclo de la vida y la muerte.

Así, el vínculo entre humanos y mascotas tiene un trasfondo más antiguo y profundo de lo que parece: es una conexión que trasciende el tiempo y el cuerpo.

Hoy, esa idea sigue viva, aunque con nuevas formas. Para muchos hogares, el 27 de octubre marca el inicio de las festividades del Día de Muertos, dedicado a recordar a los animales que nos acompañaron en vida.

Llegada de mascotas
|Renzo Alejandro

¿Qué elementos tiene un altar para esa mascota especial?

Las ofrendas se llenan de flores de cempasúchil, veladoras, pan, agua y, por supuesto, los objetos que representaban la esencia de la mascota. Es un acto simbólico, pero también profundamente emocional.

Es una manera de agradecer, de cerrar ciclos, y de reafirmar que el amor no termina cuando un corazón deja de latir.

Porque quizá ellos no entienden la palabra “familia”, pero nos enseñaron su significado: estar, acompañar, mirar con ternura y disfrutar cada día como si fuera el último.

Por eso, cuando encendemos una vela el 27 de octubre, muchos creen que su compañero regresa por un momento. No para quedarse, sino para recordarnos que, aunque su cuerpo ya no está, su amor sigue habitando el mismo lugar de siempre: nuestro corazón.

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