Trabajar para ser pobres: la indigna realidad del México laboral

Los artesanos de las muñecas Lele representan una paradoja de un sistema donde el trabajo ya no es garantía de una vida digna.

Amealco, pueblo mágico en Querétaro.
Trabajar para ser pobres: la indigna realidad del México laboral|X: @QroTravel.

Escrito por: Jessica Moguel

Los retazos de tela pasan por la máquina de coser. De cada puntada nace una muñeca Lele, el colorido ícono artesanal de Amealco. Pero detrás de su sonrisa bordada se esconde una dura realidad: esta muñeca es la única responsable de que Estela Silvestre y Alfredo Hernández tengan algo de dinero para comer hoy.

Para esta pareja de artesanos, el trabajo es una jornada de más de 14 horas diarias, sin descanso. En su pequeña casa en la comunidad de Mexquetitlán, Amealco, el esfuerzo incansable se traduce en un ingreso de apenas mil 500 pesos semanales.

“Realmente a veces sí ha habido veces que nada más comemos una vez por día porque no hay pa’ más”, confiesa Alfredo Hernández Aguilar, cuya piel lleva las marcas de la psoriasis, una condición que a menudo no puede tratar por falta de recursos.

La situación de la familia es un microcosmos de la pobreza laboral que azota a México. Con cinco hijos, dos de los cuales tienen discapacidad auditiva, y con Estela padeciendo hipertensión, los mil 500 pesos se desvanecen entre la comida y la urgencia médica.

“Ahora a Dieguito, por falta de recurso, no le han hecho una audiometría para saber qué tanto escucha, si va a ser candidato o no a los aparatos”, lamenta Estela. “Es hasta Querétaro y con lo que gano de las muñecas no me alcanza”.

El panorama nacional: Millones atrapados en la pobreza laboral

La historia de Estela y Alfredo no es un caso aislado. Según datos del observatorio Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, su situación es el reflejo de casi 40 millones de mexicanos que, a pesar de tener un trabajo, carecen de un ingreso suficiente, acceso a servicios de salud y condiciones laborales dignas.

El problema, lejos de mejorar, se ha agudizado. Paulina Gutiérrez Jiménez, Directora Operativa de la organización, ofrece una cifra contundente: “La mayoría de las personas en México, casi 7 de cada 10 personas, es decir, el 67%, no gana lo suficiente para adquirir dos canastas básicas, que es el mínimo para salir del umbral de la pobreza. Si no ganas eso, no puedes vivir con dignidad”.

Este indicador es alarmante, especialmente al compararlo con cifras de 2020, cuando el porcentaje era del 62%. Pese a los apoyos sociales y los esfuerzos gubernamentales, la brecha para alcanzar un nivel de vida digno se ha ampliado.

Para miles de familias como la de Estela y Alfredo, el empleo, que debería ser la puerta de salida de la precariedad, se ha convertido en un ciclo de supervivencia. La discusión sobre el aumento de los salarios de pobreza no es solo una cuestión económica, sino un imperativo de justicia social y derechos humanos. Mientras un sueldo no alcance para lo básico, el trabajo en México seguirá siendo, para muchos, apenas una forma de posponer el hambre.

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