Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, denunció que ocho buques militares de Estados Unidos, equipados con 1,200 misiles y un submarino nuclear, apuntan a su país. Sus declaraciones son una respuesta al anuncio del gobierno de Donald Trump sobre el despliegue de una fuerza militar en aguas internacionales del Caribe para combatir el narcotráfico.
Maduro calificó esta acción como “la mayor amenaza que nuestro continente ha visto en los últimos 100 años” y acusó a senadores estadounidenses de impulsar una estrategia para “manchar de sangre” el apellido Trump. En un mensaje televisado, el mandatario llamó a la “máxima preparación” de las fuerzas militares venezolanas, mientras ordenó la movilización de millones de milicianos en todo el país.
Escalada de tensiones entre Caracas y Washington
La reacción de Maduro llega después de que Washington incrementara a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a su captura, acusándolo de mantener vínculos con cárteles de la droga. Estas acusaciones se suman a una larga lista de sanciones económicas y diplomáticas que Estados Unidos ha impuesto a funcionarios del régimen venezolano.
A pesar de su discurso desafiante, Maduro enfrenta una profunda crisis interna, marcada por inflación, desabastecimiento, migración masiva y denuncias de violaciones a los derechos humanos. Analistas señalan que su retórica victimista busca reforzar su imagen frente a sus seguidores y desviar la atención de los problemas estructurales de Venezuela.
Defensa y propaganda política de Maduro
El despliegue estadounidense, parte de la estrategia de “máxima presión” de la Casa Blanca, pretende frenar el flujo de drogas en la región. Sin embargo, Caracas lo considera una maniobra de intimidación. Maduro aseguró que “Venezuela jamás cederá ante chantajes ni amenazas”, y reafirmó que su gobierno está listo para responder ante cualquier intento de intervención militar.
Este nuevo episodio aumenta la tensión diplomática entre ambos países y complica cualquier posibilidad de diálogo directo, dejando en evidencia el deterioro de las relaciones bilaterales en medio de la crisis venezolana.