¿Por qué no existe la pena de muerte en México y cuándo se eliminó?

En México, cuando un hecho violento conmociona a la sociedad es común escuchar a políticos y figuras públicas exigir el regreso de la pena de muerte, práctica erradicada hace más de 50 años y que nunca estuvo exenta de polémicas por las reglas y métodos para su aplicación.

La pena capital era la forma más cruel y dolorosa de recibir un castigo y pasaba desde la lapidación, decapitación y descuartizamiento, hasta la horca y el garrote, pero ¿cuándo fue legal y por qué se eliminó en México? esto sabemos.

El Estado mexicano se opone a la pena de muerte y ha suscrito acuerdos internacionales para erradicar esta práctica por varias razones, pero los puntos más importantes que ha respaldado, según un compendio del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM son los siguientes:

• Es un castigo cruel e inhumano que atenta contra el derecho primordial a la vida.
• La imposición de la pena de muerte por error traería como consecuencia un acto injusto que no puede ser revertido.
• No se remedia un crimen cometiendo otro.
• El Estado no puede permitir que el castigo a un delito sea por debajo de los estándares mínimos de protección a los derechos humanos.

“La postura del Gobierno de México es opuesta a la pena de muerte en todos los casos sin excepción; con independencia de la naturaleza del delito, de las características del delincuente o del método empleado por el Estado para acabar con la vida de la persona condenada”, explica la Secretaría de Relaciones Exteriores en un informe enviado a la ONU.

La Investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Olga Islas Mariscal, expone en su artículo La pena de muerte en México, que el primer código penal, promulgado en Veracruz en 1835, estableció la pena de muerte, pero fijó reglas específicas para su aplicación, una de ellas era notificar y otorgar trato compasivo a los sentenciados.

Con el paso de los años los Códigos Penales fueron modificando las sanciones, reglas y mecanismos de la pena capital, siempre con posturas encontradas al considerar que era una medida ilegítima, injusta e irreparable. Posteriormente, la aplicación se trasladó únicamente al Código de Justicia Militar.

En los años setenta, según relata la investigadora, el presidente en turno solía conmutar la pena de muerte por prisión extraordinaria de veinte años. Finalmente, fue hasta el 21 de abril de 2005 cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación la abolición de la pena de muerte en México.

La última persona que fue sometida a la pena de muerte en México fue el soldado José Isaías Constante Laureano, en 1961, por insubordinación y asesinato de superiores. Este hecho ocurrió en el estado de Coahuila y se aplicó tras concluir una investigación militar porque las ejecuciones por la vía civil terminaron en 1937.

De acuerdo con historiadores, el militar tenía 29 años de edad cuando fue enviado al paredón de la Sexta Zona Militar de Saltillo durante la madrugada del 9 de agosto. En el sitio le vendarían los ojos, pero José Isaías prefirió morir viendo el amanecer mientras recibía los impactos de bala de sus compañeros de pelotón.